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lunes, 6 de octubre de 2014

La Maldita Primavera

Hola.

Lo sé, esto lleva más de una semana de atraso, y no, no es que a alguien le importe demasiado o algo por el estilo, solo me frustra un poco el hecho de no haber podido cumplir con algo que en verdad quería escribir a tiempo, pero bueno... resultó que la prueba del ramo más difícil de este semestre era incluso más difícil de lo que yo mismo pensaba y por consiguiente, terminé exiliándome de la vida por una semana, lo que llevó a esto.

Esta es la última parte de las tres entradas del cambio de estación, que a pesar de perder algo de sentido por haber pasado el tiempo, espero siga pudiendo transmitir el espíritu que me hizo hacer las otras dos.

"La Maldita Primavera"


No es una entrada de odio, no es una entrada de amor y claramente no es una entrada sobre Yuri o Javiera y los Imposibles, pero pasa que mientras pensaba en qué título ponerle a la entrada, en verdad no se me ocurrió nada mejor que el nombre de esa canción, así que se lo dejé. Supongo que es porque suena entretenido o porque por el lado que uno lo mire, jamás podría estar desacertada esa calificación, quien sabe...

Siempre he encontrado que de todos lo periodos de año éste es el más entretenido, no sé si es la ropa más delgada, que se oscurezca más tarde o el hecho de poder pasar más tiempo tirado en el pasto o en espacios públicos con más gente, pero algo pasa en el ambiente cuando las temperaturas suben (aún dentro del margen de lo razonable) que la vida de un momento a otro se pone más interesante.


Este año mi vida no estaba siendo así para ser sincero, cosa que era entre rara y un poco deprimente, porque al menos desde unos sólidos tres años, se venía repitiendo en mi este patrón de "terminar loqueseaquefuera antes de mi cumpleaños / encontrar "algo" entretenido al principio de la primavera" y bueno, como todo buen patrón, hacía que uno se acostumbrara a su constancia, pero esta vez era diferente, no sentía la necesidad repetirlo... y ahí fue cuando medité toda la idea del proceso de fotosíntesis. Y entonces, después de una vida entera de indiferencia emocional, por primera vez me estaba preocupando de lo que pasaba con ese músculo pequeño entre los pulmones, costillas y cosas asquerosas que tiene el cuerpo.

Pasaban los días y más se endurecía la idea de la ermitañez emocional. Veía los estados de facebook plagados de emojis de corazón y parejas pseudo-fornicando en los pastos de mi universidad, y lejos de los "búsquense una pieza" o "awwww" que serían mis dos reacciones más habituales, en lo que único que podía pensar era en apurarme para no llegar tan atrasado o en esa incomodidad de no saber a donde mirar para no parecer tontito o chocar con algún poste, francamente era como si de un día para otro alguien me hubiera hackeado el mp4 y solo se escuchara en modo repetición "Comfortably Numb" de Pink Floyd. Entonces en serio, en serio me asusté.

¿Había alcanzado el nirvana? ¿Sin querer había golpeado el botón que hace a las personas no necesitar más a otras para hacerle compañía? o ¿Era acaso que mi egocentrismo narcisista había alcanzado niveles tan grandes que simplemente sentía que ya solo bastaba conmigo mismo? 
Cualquiera fuera la pregunta, la respuesta siempre era la misma: no sé. Así que tomé medidas drásticas. Me saturé de películas romantilacrimógenas, me puse a psicopatear a quienes siempre he encontrado lindas y cosas así, ¡hasta! llegué al punto en que compartí mi preocupación con otros. El día del lollapalooza se lo conté a la Javiera, después se lo conté a la Susana, después a mi mejor amiga y así, llegué a parecer disco rayado con el hecho de no querer nada... resultó que no era algo "tan" extraño y resultó también que todos tenían una versión distinta de qué pasaba, como se solucionaba y que consecuencias traía (ninguna más alentadora que la otra) entonces, con todo eso en perspectiva y ya habiéndolo publicado en una entrada anterior (link aquí), recibí el feedback que necesitaba para no recurrir a lo siguiente, que ya sería el hablar con mi mamá e ir al psicólogo (lo sé, puede sonar muy dramático y exagerado, pero créanlo o no, soy una persona que siempre-siempre, aún en los peores momentos, siempre hizo sufrir o sufrió por alguien, cuestión que raramente... según yo tiene su encanto entretenido), cosa que me alivió porque en serio estaba un poco paranóico con el tema.

Así pasó un poco de tiempo, pasó un poco más y ya estábamos en septiembre. Los días empezaron a dejar de estar como para salir con chaquetas, mi lado perdedor de "los últimos meses del año" me hizo acercarme a lo que llamo mi segunda facultad (sala de tesistas de la biblioteca de mi universidad) y con al menos un par de días a la semana, por considerables horas y playlists más rítmicamente movidos, empecé a notar gente que no había visto antes o que ya había visto meses atrás en los tiempos de clínica, pero que ahora sin parka-chaqueta-chomba-chaleco y prendas de pantys, se veían algo diferente, era una sutil diferencia... pero a medida que pasaron los días se hacía más entretenido el ocupar las pausas para dejar de mirar el techo o  la ventana y mirar hacía la puerta o la fila de al frente. Todo eso era claramente solo por aburrimiento, nada serio, emocionante y mucho menos factor de hacer aparecer mariposas en los intestinos, por lo que al final del día, sumando y restando, las cosas seguían en lo mismo.

Ya sin esperanzas de nada nuevo en mi vida, me empecé a resignar a la idea de esperar, esperar mejorarme o que me cayera un rayo, lo que ocurriera primero. Y así,  a días de empezar la primavera, fue que  mientras jugaba con mi perrito a tirar la cuerda y lanzarle pelotas al otro lado de la casa, me puse a llenar mi libreta del proyecto y salió una canción. No era muy significativa que digamos, no era de mi grupo favorito ni algo que escuchara todos los días, ¿me gustaba? mmmm si, ¿había buscado la letra? mmmm... parece. Era de un grupo que escuchaba y del disco de ellos que más me gustaba, pero más allá de eso no tenía nada importante asociado conmigo, entonces mientras rayaba los números de los días que ya habían pasado se terminó y como que sentí la necesidad de escucharla de nuevo, volvió a terminar y volví a sentir esa necesidad... como era un día bonito y andaba con shorts, me puse a bailarla con mi perrito (imagen mental tan patética como puede llegar a sonar) y a "tratar" de cantarla, así fue como me di cuenta que en realidad no me la sabía y terminé en azlyrics
Tenía la letra, tenía la canción en 0:00 minutos, el día caluroso y mi libreta de "cosas que están pasando conmigo" y de la nada pasó, avanzanban los segundos y subía el volumen de mi voz de gato atropellado, era como si nunca la hubiera escuchado o -más bien- como si nunca le hubiera tomado el sentido, era exactamente lo que sentía (no exactamente, no tenía a nadie en mente cuando la cantaba), lo que me pasaba, como esa frustración de las cosas que pasan cuando en realidad no está pasando nada... ahí fue donde hice el click. La canté aproximadamente diez veces más y cada vez sonaba un poco distinto, en la repetición número dos era sobre lo fome de mi vida, en la cuatro sobre tonto que me sentía, en la seis sobre lo muchas cosas que quería y ya en las últimas era otra cosa, una que hace tiempo no sentía, resulta que me imaginaba a "alguien", un alguien con comillas porque era un alguien que no existe o no conocía, alguien que solo era un par de comillas porque en realidad era una idea, esa de tener a alguien que fuera más un alguien que comillas.

Hoy las cosas no andan demasiado diferentes a ese día, resulta que con las fiestas patrias y la crueldad de un calendario académico embutido en menos semanas por la toma de la facultad, las expectativas de encontrar al amor de tu vida se terminan resumiendo en estos tristes escenarios:
La micro, la universidad, la sala de estudio y carretes random con la misma gente de siempre.

"A veces la vida actúa en formas misteriosas", eso lo dijo alguien en alguna película, y aunque no me acuerdo quien fue, resulta que tenía completamente la razón. Perfectamente ahora podría decir que odio la vida, odio a Javiera Parra o me odio a mi mismo, pero sería tonto y terminaría no odiando a nadie, porque fui yo mismo el que terminó no dándome cuenta cuando pasó de quejarse de un lado de la situación, para quejarse del otro... cosa que al final del día era exactamente lo que yo quería, por lo que una vez pensándolo... me tendría que poner más feliz que triste al respecto.

Así termino la entrada del día, la entrada de la saga y el letargo de haberles hecho perder unos cuantos segundos de su vida entrando a un link de algo que no les interesaba mucho leer. Esperaba que fuera algo más entretenido, con un poco más de contenido y más dinamismo, pero resulto siendo simplemente una compilación de cartas al director sobre las terribles cosas que pasan en la vida de las personas cuando pierden esa cosa que los hacía quejarse todo el tiempo.

Me despido dejando la canción y diciendo que escribo esto exactamente a las 1:59 de la mañana de un día lunes pre-prueba sobre algo que ni siquiera he empezado a leer y a su vez, con una prueba el miércoles de un ramo importante sobre el que tengo cero ganas de estudiar, pero bueno... ¿así es la vida en primavera no?, ¿alguien podría juzgarme por eso? Si la respuesta en si, al menos déjenme pensar que es no. 
La canción será esa que me hizo escribir la entrada, está en mi lista de la entrada anterior por obvias razones y objetivamente con el pasar de los días, he llegado a la conclusión que más allá de mi situación personal es muy buena, por lo que deberían escucharla... en fin.

Hasta cuando tenga que ser...



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